Esther Carmona



El objetivo de este proyecto es detener el tiempo para captar el movimiento, una de las muchas paradojas que invaden este campo; ¿el movimiento sin tiempo, existe? En el mundo del arte todo está permitido; la danza, actualmente se ha abierto al mundo creando un espacio donde todo tiene cabida, ha dejado entrar el viento, el agua, la tierra, el cuerpo sin cánones estéticos, la cara y sus formas, la pintura, la escultura, la música que forman los sonidos, el suelo….las manos….Se ha abierto un mundo sin formalismos donde en la comunicación sobran las palabras, un mundo donde la locura y la cordura se entrelazan creando un universo propio abierto a quien quiera “escucharlo”….

Es esa magia la que me ha envuelto y la que aún sabiendo las limitaciones que conlleva, me ha empujado a detener el movimiento para así comprenderlo, para captar ese instante tan sutil donde…sobran las palabras. Puedo captar la forma pero jamás el momento, la atmósfera, el espacio, la luz, la sombra…. Puedo captar la abstracción de mi percepción y con ella volver a evocar ese instante tan fugaz, apuntes solo válidos para mi memoria, siempre inacabados.…

El movimiento es una construcción de tiempos en los que se amplían las sensaciones, el movimiento representado nos obliga a diferenciar lo que es pasado, presente y futuro, éste es más complejo que la realidad, pues el ojo tiene que abarcar más espacio, no se ciñe al presente.

Todo nuestro pasado está recogido en imágenes, imágenes que al servicio del poder nos ha legado la historia, Las imágenes hacen visible el paso del tiempo en un instante captado. Los artistas recreaban el mundo por encargo y se ve la sociedad a través de sus ojos. Nuestra identidad la construimos a través de una acumulación de imágenes, la suplantación de tu memoria por una memoria abstracta, la memoria individual es suplantada por una memoria colectiva con una trayectoria fijada de antemano.

A nivel plástico respondo a una pulsión vital, una necesidad interior de conectar mi mundo con el exterior, el lenguaje que conozco lo moldeo hasta que refleja mi intención; mis obras no son creadas por el deseo de documentar la apariencia de las cosas, sino como una reflexión sobre el posible significado de éstas, infundiéndoles así una espiritualidad. 
El movimiento como trasfondo conceptual de la obra deja abierta la interpretación visual de la misma… es el espectador el que la tiene que dar sentido, permitiendo fluir la comunicación entre él y la obra; se induce a la percepción de la estructura por medio de una visión absolutamente creativa. La simplificación de los planos desafía la sobresaturación de imágenes de la sociedad tecnológica actual. Intento abstraer el elemento principal prescindiendo de todo lo superfluo, doy importancia al juego de color, a la plasticidad de la pintura, a la pincelada; entendiendo el termino abstracción desligado de la relación que pudiera tener con el objeto existente, para mi la abstracción no esta en el objeto, sino en el sujeto que la hace o que la mira. Fue Delacroix quien enseñó a Baudelaire a alejarse del cuadro para percibir su musicalidad independientemente del tema tratado.
En este proyecto me he liberado de las ligaduras externas que retraen mi intención, mis obras solo responden a una legitimidad ordenada coherentemente con mis principios… 
Esther Carmona, Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, es artista de formación multidisciplinar, cuenta en su haber con cursos impartidos por artistas internacionales en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, en la Asociación Española de Pintores y Escultores y Cursos de Verano de la UCM en San Lorenzo del Escorial, entre otros. Actualmente es colaboradora del departamento de pintura de la Facultad de Bellas Artes de la UCM y está desarrollando un nuevo proyecto pluridisciplinar en colaboración con músicos, arquitectos, pensadores y otros artistas.  Ha participado en diversas exposiciones tanto individuales como colectivas en centros como el Teatro Buero‐Vallejo de Guadalajara, el Centro de Arte Tomás y Valiente,  Aula Azul del Pabellón San Carlos... Además de su trabajo de colaboración y expositivo, ha ejercido como jurado en Exposiciones de Fotografía, imparte conferencias sobre Arte Contemporáneo y cuenta con diversas publicaciones.
 

Sobre Esther Carmona

Si hay algo que pueda interesar en el proyecto de Esther Carmona  sobre cualquier otra cosa, por encima de cualquier hallazgo particular e, incluso, me atrevería a decir que de su innegable calidad, es, sin duda, la inquietud y el ánimo de experimentación que se percibe en todo él. Siempre he dicho que constituye un gran privilegio el poder ser testigo de un momento crucial en la búsqueda que lleva a cabo todo artista, que ése es uno de los mejores espectáculos que nos proporciona el arte: cuando su obra se encuentra abierta, palmariamente abierta hacia planteamientos y soluciones que todavía están por acotarse, aunque estén todo lo bien definidos que pueda estar algo que se encuentra sometido a un proceso de desarrollo, de maduración.  

El denominador común de los trabajos que componen este proyecto es la captación de una temporalidad que siempre ha estado en la base de toda representación. Desde la célebre historia de la hija de Butades, referida por Plinio, hasta las actuales animaciones en 3D, los artistas han buscado captar con el mayor número de consecuencias (lo que no significa detalles ni cosa parecida) esa dimensión existencial que es paso del tiempo. Esther Carmona lo hace a través de la pintura o el dibujo (los audiovisuales son, en su caso, brillantes derivaciones de éstos) y también la escultura, implicando al propio gesto plástico (trazo, mancha) en calidad de elemento retórico/visual para, así, alcanzar una más compleja representación del movimiento. En el fondo, la temática de su obra resulta menos importante que su manera o, mejor dicho, sus maneras, ya que una de las principales virtudes de su proyecto es, también, la variedad de registros con la que se afana en conseguir sus propósitos.

Víctor Zarza
Crítico de Arte (ABC Cultural)
 



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