Por Carmen Carreto.
El pasado lunes
estuve visitando una exposición en la Galería del Ateneo de Madrid. Se trataba
de dos propuestas totalmente diferentes. En la parte de arriba había unos seis
exhibidores con esculturas pequeñas y la sala en todo su espacio estaba
abarrotada de obra, incluso puesta en el suelo apoyada a la barandilla de la
escalera.
Aparte de que me
gustara o no la obra, me di cuenta que el arte tiene la gran virtud de unirse
entre si cualquiera que sea el estilo y la técnica; no discordaban en cuanto al
ambiente que se sentía entre una obra y otra. Pero una cosa si note y deseo
hacerla patente en este Blog.
Cuando un grupo
de artitas se reúnen para montar una exposición, es importante, muy importante,
que cuando el público se acerca a la persona que está en la sala, en este caso
uno de los expositores, a solicitar información y que te atienda recorriendo el
lugar donde está expuesta su obra, además, diera un teléfono o si hay una hoja
escrita con todas las propuestas expuestas, no se cualquier cosa, del resto de
los expositores, porque, independientemente de que te guste una obra más que la
otra, todos los que forman parte de ese conjunto expositivo tienen el derecho
de que quien los visita conozcan también su proyecto artístico.
Los amantes del
arte, que visitamos galerías en busca de las nuevas tendencias y formas de
expresión, tenemos nuestros derechos a ser informados adecuadamente.